Vino y queso: el arte de la armonía
Nov 08, 2025Basado en las enseñanzas del curso profesional de quesos de Lee Salas Rosell
Hay combinaciones que parecen inevitables, pero pocas alcanzan el nivel de complicidad que existe entre el vino y el queso.
Cuando se entienden, no solo se acompañan: se armonizan.
Esa es la diferencia entre un simple maridaje y una conexión verdadera.
🍇 Maridaje vs. Armonía
Como explica el experto en quesos Lee Salas Rosell, jurado internacional y formador en cultura láctea, “el maridaje es un matrimonio; la armonía, un matrimonio que funciona”.
El maridaje busca juntar dos elementos; la armonía busca que se eleven mutuamente.
Y eso tiene sentido: tanto el vino como el queso son productos vivos que evolucionan con el tiempo. Un vino cambia en la botella, un queso cambia al madurar.
Su encuentro no es solo una mezcla, sino una conversación entre dos naturalezas cambiantes.
🧀 Etapas del queso y su pareja ideal
Cada queso pasa por etapas: tierno, mediana maduración, óptima y sobremaduración.
En cada una, su sabor, textura y acidez cambian, por lo que el tipo de vino ideal también evoluciona.
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Quesos tiernos: son suaves, frescos, lácticos. Les van los vinos jóvenes, blancos o espumosos ligeros, que limpian el paladar.
Ejemplo: Brie o Camembert con Cava o Prosecco. -
Quesos en maduración óptima: más complejos, con notas de mantequilla y hongos. Se llevan bien con blancos con crianza o rosados estructurados.
Ejemplo: Comté o Gruyère con un Chardonnay de guarda o vino naranja. -
Quesos sobremadurados: potentes, salinos o picantes. Aquí brillan los vinos dulces naturales o fortificados, que equilibran la intensidad.
Ejemplo: Roquefort o Cabrales con Sauternes o Pedro Ximénez.
El secreto está en buscar equilibrio entre intensidad, grasa y frescura.
🍾 Burbujas que equilibran
En el mundo del queso, las burbujas son un recurso sensorial poderoso.
La acidez y efervescencia de los vinos espumosos limpian la grasa y renuevan el paladar.
Por eso, un Champagne o un Cava funcionan de maravilla con quesos de pasta blanda o frescos.
No es casualidad: la ciencia confirma lo que la tradición descubrió hace siglos.
🍷 Los tintos: carácter y moderación
Aunque se suele pensar que “vino tinto y queso” es una regla universal, en realidad no todos los tintos armonizan bien.
Los vinos con mucho tanino pueden chocar con la grasa o la sal del queso, generando amargor.
Para quesos semicurados, funcionan mejor los tintos jóvenes, frutales y con baja astringencia.
Para los curados o añejos, que tienen potencia y salinidad, se recomiendan tintos estructurados, fortificados o incluso vinos dulces naturales.
La clave está en equilibrar fuerza con fuerza, y suavidad con frescura.
🧩 El queso como alimento vivo
El queso cambia. Y con él, cambia la experiencia.
Uno joven habla de leche y frescura; uno maduro habla de tiempo, humedad y profundidad.
Por eso, la armonía entre vino y queso no se aprende memorizando combinaciones, sino entendiendo los procesos naturales de ambos.
Cada encuentro es único, y ahí reside su encanto: la armonía perfecta no es una fórmula, es un momento.
🍇 El punto de encuentro
La próxima vez que combines vino y queso, no pienses en reglas: piensa en sensaciones.
Prueba contrastes, juega con texturas, y descubre qué te funciona a ti.
Un queso azul con vino dulce puede ser un clásico, pero un tierno con espumoso puede sorprenderte más.
📚 Fuente
Basado en el contenido del curso profesional de quesos de Lee Salas Rosell, “Armonías con vino — Sesión 13” (material educativo, edición 2023)
✍️ Redacción Wikivinos
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